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jueves, 23 de julio de 2015
HERNANDO DE SOTO NO HACE CITA A CIEGAS
Por Martín Guerra
10 de julio de 2015
¿Quién es Hernando de Soto?
Hernando de Soto es un gran bluff. Durante años ha presumido de ser un notable economista en base a tres libros malos y a varios premios de organizaciones liberales. Para nosotros Hernando de Soto es un invento de la inteligencia norteamericana y de su propio gran ego. Hace poco ha reaparecido en los medios locales, como lo suele hacer siempre que las acciones de protesta de sectores del pueblo peruano se tornan muy contestatarias, consecuentes y sostenidas; como lo fueron las de Bagua en 2009, en donde De Soto propuso la titulación de los terrenos comunales previa parcelación como supuesta alternativa al Estado que privatiza y concesiona territorios comunales para favorecer a las trasnacionales.
Esta propuesta era el corolario de la de Alan García, que se sintetizaba en una frase de las tesis del “perro del hortelano”: “Los que se oponen dicen que no se puede dar propiedad en la Amazonía (¿y por qué sí en la costa y en la sierra?)”. Numerosos expertos peruanos y extranjeros han coincidido en afirmar que las titulaciones propuestas y los mecanismos para destruir la administración colectiva de los territorios comunales que de estas se derivan solo disgregarían a las poblaciones amazónicas, las harían más vulnerables y económicamente mucho menos desarrolladas. Además de que el medioambiente perdería las formas comunales de producción social que constituyen su defensa secular, en medio de la vigencia de las leyes que permiten la reconcentración de las tierras a través de los procesos de ampliación de la frontera agrícola, expansión del mercado de tierras y la privatización de las grandes empresas azucareras, que entre otros ejemplos han llevado al Grupo Gloria a poseer 80 000 hectáreas en Olmos. ¿No hay relación acaso entre la relatifundización y los proyectos de dinamitar la organización comunal y la administración colectiva del territorio? Sobre todo si tenemos en consideración que casi el 70% de los conflictos sociales son por problemas medioambientales y casi el 8% por demarcación territorial.
Con los 102 decretos legislativos de García, promulgados casi el 70% el 28 de junio de 2008 para implementar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, once de los cuales afectaban directamente los territorios amazónicos de las comunidades, se procedió al Baguazo. Luego de los terribles sucesos apareció De Soto con su propuesta “original” y “salvadora”.
El 16 de marzo de este año en Juliaca, antes de la reunión con Saavedra, Spelucín y otros miembros de la Asamblea Nacional de los Pueblos del Perú y del Tawantinsuyu; De Soto se reunió con Santiago Manuin, líder awajún wampis, hoy injustamente procesado, y Alberto Pizango, expresidente de Aidesep. Y llegaron a acuerdos. ¿Fue aquel cónclave una cita a ciegas o el famoso economista tenía intenciones veladas? Manuin se explicó argumentando la necesidad de “buscar aliados” y Pizango, la urgencia de la “seguridad jurídica territorial con igualdad de derechos”. Como conclusión anunciaron a El Comercio el compromiso de “alcanzar una transición pacífica hacia la formalidad”. Allí estaba inoculado el veneno de de Soto.
Estas fórmulas son la continuidad de su libro El otro sendero. La respuesta económica al terrorismo de 1986. En este trabajo, De Soto plantea que el Estado peruano está anquilosado y genera una “mayor burocratización del poder y un sistema institucional rígido y renuente al cambio.” Lo que hay que hacer es modernizarlo, a partir de la formalización de toda actividad productiva. Esta formalización viene a ser la uniformización capitalista de la sociedad, pues nuestro Estado conservador produce lo que él llama las coaliciones redistributivas. Según De Soto, las trabas legales del país permiten que estas alianzas se dediquen a administrar intermediarios, tramitadores, impulsar recepciones y fiestas sociales; a construir un entorno de profesionales a su servicio y atraer a las élites empresariales de provincia. Así, los empresarios prefieren participar del clientelismo de la redistribución, porque es más sencillo que concentrarse en la mayor productividad de su empresa y luchar contra las dificultades del aparato jurídico, esto por supuesto contribuye a la centralización. Ante un problema social y político, De Soto propone una aparente solución legal: la formalización.
Y así como para Bagua formuló parcelación y titulación para que la propiedad formalice a los que usufructúan el territorio, respecto al conflicto por el proyecto Tía María en Islay dijo a RPP en mayo de este año: todos “somos culpables”, pues hay una “cantidad de personas” que dicen “que no vamos a darle propiedad privada porque culturalmente no están hechos para esto, la cosa es colectivista, la cosa es tribal y no nos vamos a meter en ello”. Sí, como se lee, dice “tribal”, este es el premiado y genial economista. Continúa: “ha venido la globalización y ha encontrado una forma de vivir que no había antes, pero tenemos una serie de personas en el Perú que dicen “no”, que se queden en el Inti Raymi. Acabemos con el mito de que los peruanos no quieren formalizarse”. Relean el subrayado y ayúdennos a comprender qué quiso decir. Y lo del ¿Inti Raymi? ¿A qué se refiere? ¿En serio el señor es Premio Milton Friedman 2004? Pero más allá de los dislates y de todos los “sic” que podríamos colocar, lo que hicieron Manuin y Pizango en marzo fue darle las bases políticas para estas opiniones de mayo. Mientras más se radicalizan los conflictos sociales en el Perú desde el Baguazo hasta Tía María, pasando por Conga, Hernando de Soto se convierte gracias a ciertos dirigentes sociales en articulador válido de un discurso fariseo que desconoce la realidad peruana y que pretende una reforma agraria al revés, con concentración de tierras para la agroindustria en la costa y para el ingreso de las transnacionales mineras en la sierra y en la Amazonía.
Formalizar la propiedad desde la óptica individualista, empresarial y neoliberal para desarticular a la comunidad. E impulsar más exportación primaria.
Hernando de Soto y sus intenciones puras
Lo decimos de nuevo, De Soto reaparece siempre que los conflictos sociales se tornan sostenidos, o cuando hay una crisis del movimiento popular que podría desencadenarse en positiva para los trabajadores. Colaboró con Francisco Morales Bermúdez en 1979, cuando este necesitaba bloquear al máximo a la izquierda en la transición a la democracia; es decir se necesitaba distender el tejido social y atenuar la crisis económica. Trabajó con García en 1989 cuando el pueblo peruano estaba a punto de patear el tablero por la corrupción aprista y la quiebra económica. Pasó luego a apoyar a Mario Vargas Llosa ante la alianza del Apra y la izquierda para evitar el advenimiento de una derecha conservadora. En 1990 colaboró con Alberto Fujimori hasta el golpe de Estado de 1992, y el 2011 fue asesor de campaña de Keiko Fujimori ante la inminencia del triunfo de Ollanta Humala. Como se observa claramente, es un agente neoliberal que sirve para desconcentrar las crisis en momentos en donde hay caldo de cultivo para el cambio social. Es un bombero experto con antifaz crítico.
Thomas Piketty, quien en 2013 publicó su profundo estudio El capital en el siglo XXI, en donde contrasta la obra de Marx frente al capitalismo actual, obra monumental en donde realiza minuciosos estudios estadísticos y cuyas tesis, las cuales no compartimos totalmente, sostienen en uno de sus principales planteamientos que es en época de crisis económica en donde se generan las más grandes fortunas y en donde la brecha social se agiganta. Y que contrariamente a lo que difunden los capitalistas, la crisis los enriquece más, pues al aplicar la eterna receta de flexibilización de las leyes laborales para que no decaiga la producción, lo que hacen es acumular mayor plusvalía que antes de la crisis. Tremenda verdad. Y nosotros añadimos que es en época de crisis en donde se gestan las transformaciones sociales.
Pues nada menos que Hernando de Soto ha salido a contradecir a Piketty afirmando, entre otras cantinflescas frases en entrevista a Gestión del 02 de abril de este año: “Marx es real, Piketty es un enano”, y amenazando además con retarlo a debate, pero jamás sustentó el porqué. Días después, el 04 de mayo, en un artículo al diario español El País, Hernando de Soto confundiendo capital con dinero, reprocha a Thomas Piketty el señalar que la acumulación de capital genera violencia, diciendo que es la ausencia de esta la “peor injusticia”. ¡Cómo si no comprendiera que bajo este sistema no todos pueden ser capitalistas! ¿Sin explotados cómo se crearía y acumularía la plusvalía? Para Marx la diferencia entre dinero y capital es que, además de que con el dinero se pueden adquirir mercancías, con el capital se pueden obtener factores de producción de riqueza. Piketty critica al capitalismo, es decir al divorcio económico entre los que poseen los factores de producción y los que lo reproducen. De Soto, por cierto, de esto no entiende nada.
Al no entender la diferencia entre dinero y capital, el gigante De Soto no comprende la distinción entre propiedad y posesión del territorio, importante para advertir las formas socioeconómicas de las comunidades. Ya ni siquiera se le exige conocer a Marx, bastaría con Proudhon.
No obstante se dice conocedor de Marx y del marxismo. El pasado 06 de julio, al ser entrevistado por Beto Ortiz sobre la reunión que sostuvo con Spelucín y Saavedra tuvo serias dificultades al querer referirse a las “contraposiciones” de las que hablan los marxistas. Ortiz acudió en su rescate explicándole que en realidad se refería a las famosas “contradicciones” del lexicón marxista. Demostrado está quién es Hernando de Soto intelectualmente y lo peligroso de sus propuestas políticas, no teóricas, porque no las hay: él solo es un articulador.
Y cuidado, porque si leen con atención la “entrevista” realizada por Mariella Balbi al perspicaz miembro honorario del Trinity College de Dublín, el día domingo 05 de julio, verán que más que un diálogo periodístico parece una denuncia redactada ex profesamente, detallando la biografía política y aún penal de varios de los dirigentes sociales reunidos con él, alertando sobre la supuesta disposición manifiesta de estos para dirigir las futuras protestas anti mineras. En el colmo de la hipocresía dice haber sentido miedo en la reunión, cuando basta observar la fotografía en donde todos están muy contentos.
El misterio del capital político de Hernando de Soto radica en la falta de amor propio de ciertos dirigentes de movimientos sociales que se sienten incapaces de promover sus propias instancias para construir alternativas de gobierno, ya sea por prurito teórico, dogmatismo, prejuicio o por necesidad de allanarse el camino hacia quién sabe dónde.
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