viernes, 24 de noviembre de 2006

SOBRE LA REPRESENTACIÓN ESTUDIANTIL (PRIMERA PARTE)


Por: Martín Guerra


Referirse a la cuestión de la representación estudiantil en el marco de una educación absolutamente adecuada a los requerimientos del neoliberalismo, una educación encausada por las filas del individualismo, de la competitividad, del libre mercado, de la exaltación del yo, del idiotismo, de la falta de imaginación, del conocimiento sesgado y falsamente pragmático (entendiendo a las praxis como la realización de la conciencia teórica crítica y elucubradora y no simplemente ejecutiva), se torna difícil, debido principalmente a que el neoliberalismo y la ideología que genera, impuesta a través de los medios y como reproducción de su sistema económico, coloca a los estudiantes y a sus instrumentos de movilización y reivindicación, muchas veces frente a la resistencia mental y activa de otros estudiantes cuyo nivel de conciencia frente a los problemas de nuestra realidad aún se encuentra adormecido.

Es sobre este adormecimiento del que deseamos observar algunas características sobre todo aquellas que interfieren, o mejor dicho que han logrado formar parte muchas veces del ideario de algunos estudiantes que si participan en sus procesos reivindicativos. Nos referimos a algunas formas de comportamiento político heredadas o infiltradas por el pensamiento neoliberal dentro del movimiento popular, porque aunque algunos lo objeten, el movimiento estudiantil forma parte del movimiento popular.
La problemática de la representación estudiantil se presenta además ante el estudiantado como un problema de larga data, en el que se involucran concepciones no sólo ideos políticas sino también morales, culturales, jurídicas y económicas, justamente en este momento histórico, en el que se propone una nueva Ley de Reforma Universitaria, en la que se plantean entre otras cosas, el pago de pensiones en las universidades nacionales, en un trasfondo legal de aparente respeto a la gratuidad de la enseñanza, gratuidad que se estipula restringida si no se cumplen con algunas de las condiciones que se expresan en el mecanismo legal del gobierno disfrazado de reforma, además del concierto mundial de avanzada imperialista económica y militar. Es curioso indicar que el Perú, país pretendidamente neoliberal, anule en la práctica la Educación Pública (teniendo en cuenta que el concepto ya ha sido anulado) cuando en los países capitalistas de primer mundo es un derecho inalienable. Ese es el problema más agudo al que se enfrentan los pueblos del Tercer Mundo, el de enfrentar a una burguesía que maneja débilmente una economía dependiente de la economía imperial del Fondo Monetario Internacional y otras instituciones del libre mercado. Esta burguesía al desarrollarse en países entregados por completo al imperio del capital, no ven otra forma de explotar más a las masas hambreadas que burlando sus derechos obtenidos con años de lucha y de sangre. Pero esta forma de funcionamiento del capitalismo dependiente es tan sólo la forma en que el capitalismo -que no reconoce fronteras- se desarrolla en el Tercer Mundo.

Las ideas vertidas en el presente trabajo parten de la extraordinaria experiencia obtenida y desarrollada en la participación activa en los ENEP (Encuentros Nacionales de Estudiantes) sucedidos el primero en la Universidad Jorge Basadre Grohmann en Tacna (Set. 2002), el segundo, tercero y cuarto en Lima , en UNI (Ene.2003), Cantuta (Jun. 203) y Bellas Artes (Nov. 2003) respectivamente, en la aparición y muerte del FRENAE (verano 2003) y las Coordinadoras, la de apoyo a la CGTP en el Paro del 14 de julio de 2004 y la Coordinadora Interuniversitaria, surgida a partir de los acontecimientos en la UNI en los últimos meses del 2004.

En todos estos espacios, se debatiría entre los estudiantes asistentes el contenido y cariz de la nueva Ley de Reforma Universitaria antes mencionada, planteada por el gobierno , así como también se hacía hincapié en su forma jurídica, económica y social absolutamente neoliberal y en la necesidad de que toda Reforma Universitaria debía partir principalmente de los estudiantes, aunque también con el concurso de los docentes y de los trabajadores de las universidades, Reforma que al realizarse tomaría en cuenta a todo el sector popular agraviado y sometido por el modelo económico neoliberal y su reproducción en todas las formas de vida social. Es decir, la lucha estudiantil no dejaría de lado a la lucha popular. Sin embargo existieron asuntos espinosos que requirieron el largo debate y que determinaron el fin de los intentos por unificar la lucha frente al problema estudiantil, la cuestión de ligarse al movimiento popular (Coordinadoras) y el asunto de la representatividad (FRENAE y ENEP) Estos últimos cesaron, luego de encargar a la Universidad de Huamanga realizar el V Encuentro a insistencia de ellos.
Ambos problemas, la cuestión del movimiento estudiantil como parte constituyente de las luchas populares y la representación estudiantil surgida del proceso de reconstrucción desde las bases, son dos caras de una misma moneda. Muchos estudiantes politizados o no, aducen por uno u otro motivo que los movimientos juveniles políticos o no, de carácter extra universitario no deben opinar o participar de la reconstrucción del movimiento estudiantil (que no debe incluir sólo a las universidades), así como tampoco estudiantes ¡qué no pertenezcan a una federación o hayan sido elegidos por las bases! Este gran error impide muchas veces construir y consolidar un unificado movimiento estudiantil, y por el contrario, no sólo destruye, sino que catapulta cúpulas, élites y burocracias que parasitan del embrionario movimiento.
La representación estudiantil no es aquella que se ajusta al concepto jurídico-legal : la elegida por las bases, sino la que está presente en las luchas, la que trabaja con las bases, entendiendo que la lógica actual del movimiento estudiantil es la de “reconstrucción” y no otra, por lo tanto, no en todas las universidades e institutos o escuelas hay federaciones, o si las hay, sus representantes no han sido elegidos por las bases, o cobran dietas mientras dicen no hacerlo o negocian con las autoridades y estafan a sus compañeros a través de los carnés, traslados, etc. Por esto, se entiende que no se puede exigir que todos los representantes sean de federaciones o centros de estudiantes, pues el mismo está en reconstrucción y tampoco se puede espantar con temores infantilistas (sin la inocencia de los niños por supuesto) a los movimientos políticos del pueblo que se acercan amistosamente a los estudiantes para apoyar, no para mandar.
La verdadera representación estudiantil es la que nace y se forja en la lucha popular.

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