viernes, 24 de noviembre de 2006

EL ALDEORRIO Y LA ALDEA INTELECTUAL DE ALDO M.


Por: Martín Guerra.
04 de enero de 2006.


Últimamente, con mayor énfasis que el acostumbrado, don Aldo Mariátegui ha hecho alusión en su columna del diario Correo, a la necesaria relación que debe existir-según él-entre los estudios académicos y el acertado comportamiento intelectual o político, por decirlo de algún modo. Todo para supuestamente probar que el militar Hugo Chávez y el cocalero Evo Morales no pueden conducir un proceso de cambio en Venezuela o en Bolivia respectivamente, y por lo tanto, tampoco nadie que se les parezca.

En la edición del lunes 26 de diciembre del 2005, en la columna titulada “Muchas Tonterías”, dice, refiriéndose a opiniones vertidas por Greta Minaya y Marcos Ibazeta: “Y ambos son universitarios, no cualquier ignorante, y hablan estas tremendas tonterías”. El día 28 de diciembre, en la columna “¿Y dice quién?, censurando sarcásticamente el triunfo de Evo Morales en las elecciones presidenciales de Bolivia señala: “...en Bolivia han elegido a un señor que no acabó la primaria...” El 04 de enero del 2006, en “El hijo de Fidel” dice también sobre Morales: “...pues Evo ya mostró una actitud muy favorable respecto de los cocaleros. En el fondo, esta actitud de dicho indocumentado (no tiene ni siquiera primaria completa)...” y aludiendo al probable triunfo de Humala en el Perú, añade: “Nos encadenaría a un (...) medio loquito Hugo Chávez”.

El cultísimo "Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española", en su decimonovena edición, de 1970, define el despectivo vocablo aldeorrio[1], como un lugar muy pequeño, pobre o falto de cultura, es decir un sitio muy parecido a Bolivia o al Perú, al sentir de don Aldo Mariátegui, ya que son los pueblos de estos países los que han elegido a tan “ignorantes y locos sujetos” como presidentes.

Deducimos entonces, que en la aldea intelectual de don Aldo se cree que todo aquel que estudió en el colegio o en la universidad necesariamente debe desarrollar “ideas correctas o bien pensadas” o lo que para don Aldo y sus aldeanos intelectualoides, son buenas y acertadas decisiones. Este pensamiento del director de Correo, que descalifica a los que no accedieron a una educación académica, ya sean agricultores, mineros, obreros, curanderos o maestros rurales, etc., no comprende ni conoce, que la educación está también en el trabajo diario asociado a la transformación de la naturaleza y la sociedad. Esta forma de pensar es, además de elitista y marginante, jurásica y egocéntrica, también ignorante, pues ignora el tipo de educación que han podido desarrollar los que no fueron al colegio. El sentido rígido y necesariamente esquemático que le imprime don Aldo a la educación primaria, para calificar o descalificar a Evo por ejemplo, constituye un primario sentido de falta de educación. Primario por la sustentación, primitivo por el contenido. Si los que sí han tenido primaria, secundaria, universidad y otros grados académicos, son capaces, ¿por qué nos fue tan mal con Toledo, García, Fujimori y Belaunde?, que “indocumentados” no eran, ni mucho menos, según el estrecho criterio de don Aldo.

Evo Morales, ha sido agricultor cocalero y dirigente sindical, ya quisiéramos ver al ilustre don Aldo paseándose entre los cocaleros con su sonrisota y su celular y sus trasnochadas ideas para observar que de “cultura agraria” no sabe nada. Situación que no es criticable, pero sirve para el ejemplo.

Lo que él hace, es tanto como criticar al ciudadano francés por no entender el castellano en España, o al abogado por no poder aplicar un electroencefalograma. ¡Por favor don Aldo! Cualquiera –en esta época- que no sea fascista o un cavernario ultraliberal sabe que cada actividad productiva o cada forma de vida social genera su propia educación y cultura y no cree que todos aquellos que no tuvieron la educación que uno recibió, son ignorantes, idiotas, locos o infantiles (adjetivos que el director de Correo suele usar). Habría que ver también, qué educación recibió don Aldo y qué tan buen alumno fue, porque eso también cuenta, el lugar, la formación de los profesores, el enfoque que le dan a la carrera y la clase social a la que pertenecen (profesores y alumnos), todo esto define su ideología y su participación en política.

Por último, le recordaríamos a don Aldo Mariátegui, que el gran amauta, José Carlos Mariátegui (¡Qué vamos a hacer, se apellidan igual!) tampoco-al igual que Evo- terminó la primaria. Dice Guillermo Rouillón: “...apenas logró terminar el primer año de primaria y empezó parte del segundo. Era pues, casi nula su instrucción.(...) sus mejores maestros fueron los hechos y las personas vivientes"[2]. Sin embargo el fundador de la CGTP, nunca cometió los profundos errores de entendimiento y sentido común que comete don Aldo, y por el contrario constituyó uno de los pensamientos políticos más sólidos de esta parte del continente.
Del amauta le recomendaríamos leer a don Aldo, “La Enseñanza y la Economía”[3], allí dice: “Un concepto moderno de la enseñanza coloca en la misma categoría el trabajo manual y el trabajo intelectual”.

¡Hasta cuándo la derecha liberal va a sostener defensores que esgriman argumentos tan huecos y carentes de sustento como los de Aldo M.! Estos sólo contribuyen a demostrar la ausencia de análisis y de un proyecto nacional por su parte. En este nivel de la batalla de ideas, Aldo M. ha perdido antes de disparar. Lo que mueve en el fondo a individuos como este, engreídos y poseros, es el profundo desprecio que sienten por aquellos explotados y oprimidos que con su propia cultura, gestada en años de lucha y nutrida por las tradiciones y costumbres del pueblo, con una gran capacidad de resistencia al imperio de lo uniforme y lo impuesto, con una constante y decidida lucha por ganar espacios laborales creativos y autogestionarios, constituyen hoy, alternativas de poder enraizadas en el pueblo y un muro de contención al imperialismo, representado en todo el orbe, por el impecable maestro, ilustrado académico y orador ejemplar, George W. Bush y su monaguillo local, Aldo M.
La verdadera educación es esa que se forja en contacto con las necesidades de toda índole, priorizando las que se muestran más vitales de acuerdo al contexto que se vive. Reforzando la experiencia, claro está, con el análisis profundo de los aspectos de estudio, con el debate, la exposición de ideas, la lectura y el resumen, y en fin todas las técnicas descubiertas por la sociedad para el mejoramiento del aprendizaje y de la creación. Es tan válido el método descubierto en el trabajo diario por el agricultor, para cuidar sus cultivos, como el análisis que hace un laboratorista para mejorar la calidad de vida de las semillas en el proceso de siembra. Ambas formas se complementan. Constituyen el núcleo de la educación y de la práctica social del conocimiento. Sin embargo, el mostrarse en apariencia desvinculadas, no las descalifica como formas de cultura.

De no entenderlo así, tendríamos que correr todos a educarnos al estilo ultraliberal y cavernario, uniformizante y mecanicista, para poder abandonar el aldeorrio latinoamericano y pasar a formar parte de la aldea intelectual del señor M., que de intelectual sólo tiene el apellido, que no merece por cierto, y, que como comentarista político, no es más que un palomilla de ventana. Nosotros preferimos educarnos, trabajando, atendiendo a los buenos libros, al mismo tiempo que observando los hechos y las personas vivientes, como por ejemplo, a nuestros compatriotas peruanos que luchan día a día por el pan para su familia.
[1] Real Academia de la Lengua Española. “Diccionario”. Madrid-España. 1970.

[2] Rouillón, Guillermo. “La Creación Heroica de José Carlos Mariátegui. Tomo I: La Edad de Piedra”. Editorial Arica. Lima-Perú, 1975. Pág.57.

[3] Mariátegui, José Carlos. “La Enseñanza y la Economía” . En: Mundial. Lima, 29 de mayo de 1925.

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