miércoles, 1 de julio de 2009

ALCANZAR LA SOBERANÍA NACIONAL ES INAPLAZABLE






Por: Martin Guerra.


El líder, representación del colectivo.

Compañeros, hermanos y compatriotas: Hace 227 años que Túpac Amaru escribió en un oficio enviado al Cabildo del Cusco: “Desde que di principio a libertar de la esclavitud en que se hallaban los naturales de este reino ”, así de esta forma, “desde que di principio”, “desde que yo di principio”, así lo dijo Túpac Amaru, no ocultó su intención de liberar a nuestro pueblo de la opresión, la reconoció y eso le dio fuerzas al pueblo para luchar junto a su líder por esa histórica y precursora gesta de liberación de nuestra Patria. Todos sabemos queridos compañeros, la importancia que cobra el sentido de “nosotros” en nuestras lenguas madres originarias. Al igual que las formas de trabajo comunitarias y las formas sociales de vida incluyentes que florecieron en el Caribe y en la Amazonía, pero que alcanzaron el máximo desarrollo en la región andina, nuestros idiomas, entre ellos el quechua, el aymara, el guaraní, el cocama, entienden el nosotros no como una comunidad de individualidades reunidas por el contexto, sino la expresión del sentimiento de todos los integrantes de un pueblo, es decir, de un proyecto, de un sueño, de trabajo presente y futuro. Al igual que el ser nosotros y no solamente yo, Túpac Amaru, líder profundamente popular, utilizó el “yo” para simbolizar a la masa, para erigirse en colectivo, para representar los ideales de millones de explotados y oprimidos, y lo dijo valientemente.

Desde esa época, decíamos, hace 227 años, en la que Túpac Amaru reconoce su labor revolucionaria, porque el pueblo así se lo había encargado, han muerto muchos millones más y nuestras ansías de libertad aún están postergadas. Nadie podrá decir que los peruanos no hemos resistido y más aún, no hemos luchado. Sin embargo compañeros, no hemos ganado nuestra soberanía definitiva. Aunque a pesar de todo el odio y de todo el saqueo, de todo el racismo y el deprecio, tampoco ellos, los imperialistas, han podido robarnos el sentimiento de las formas comunales de vida social, ni su práctica. Y eso compañeros, es nuestra fuerza.

Ni ayer ni ahora, aún con todo el potencial logístico y todas las armas del mundo, ni los gobiernos vendepatria, ni los imperialistas, podrán arrebatarnos nuestra dignidad y nuestras tradiciones.

Reflexionaba compañeros sobre la necesidad de evaluar en estos 516 años de resistencia cultural frente a la explotación imperialista, ¿Cuánto hacemos hoy en día para asumir nuestras luchas, para colocarnos a la cabeza de todo un pueblo, para trabajar, repito, trabajar y no sólo soñar con nuestra liberación?
Túpac Amaru lo hizo, vaya hacia él y sus camaradas de lucha nuestro homenaje.
516 años de oprobio.

Compatriotas, hace 516 llegó a nuestras tierras no un grupo de gentes a quienes debamos insultar porque ellas no existen, no nos pueden escuchar y no nos importan, porque si bien es cierto los nombres de Colón, Pizarro, Cortés, Areche y tantos otros significan sangre, miseria, robo y explotación, ellos representaban una forma de explotación que iba ya volviéndose fuerte en el mundo y que causaría males tremendos no sólo a nuestros ancestros y a nosotros, sino a poblaciones enteras del Asia, del África y de la propia Europa. Me refiero al sistema capitalista de explotación, individualista y ofensivo por naturaleza. Por ello decíamos que haríamos mal en quedarnos sumergidos en un odio racista trasnochado, que nos inmovilizaría en la acción y que nos impediría ver el objetivo con claridad y construir un proyecto de nación para todos los que ahora estamos en este país llamado el Perú. Pero por supuesto compañeros que me estoy refiriendo a todos los que formamos parte del campo popular.

Con los ricachones, con los explotadores, con los corruptos y con los imperialistas no vamos a formar nada jamás. Para ellos sólo la unidad del pueblo y el desprecio de la historia, que como diría Salvador Allende la hacemos nosotros.

Pero para entender el inmenso dolor de las poblaciones arrasadas por los invasores y el saldo moral que esto nos dejó, que ha llevado a algunos que han perdido el amor propio a sentirse destrozados y a otros a caer en el congelamiento de la historia, debemos concebir y sentir compañeros, sentir profundamente, que la destrucción de toda una población y el intento sanguinario de aniquilar sus expresiones culturales, que -atención compañeros-, son también expresiones políticas, es la forma de actuar del sistema capitalista de producción y no de una raza, porque si hacemos la revolución con un discurso racista, actuaremos igual que ellos, los explotadores, y nosotros no podemos darnos el lujo de equivocarnos una vez más. Además no habríamos entendido nada del llamado de Túpac Amaru a constituir un país con todos los explotados de esta tierra, que incluía a la población originaria en mayor medida, a los esclavos negros, que él fue el primero en liberar en toda América, a los españoles y criollos pobres que querían vivir en nuestras tierras y a los mestizos, no habríamos asimilado la propuesta de Mariátegui de un Perú integral, ni la exigencia de José María Arguedas para constituir un Perú de “Todas las Sangres”.

Todo esto por supuesto sobre la base de nuestra población originaria, madre de los tiempos y creadora de libertad y colectivismo.

Veamos un ejemplo de esta explotación criminal que significó la invasión. Nos cuenta Eduardo Galeano en su libro “Las venas abiertas de América Latina” que “la población de las islas del Caribe dejó de pagar tributos, porque desapareció: los indígenas fueron completamente exterminados en los lavaderos de oro, en la terrible tarea de revolver las arenas auríferas con el cuerpo a medias sumergido en el agua, o roturando los campos hasta más allá de la extenuación, con la espalda doblada sobre los pesados instrumentos de labranza traídos desde España ” Así actuaron compañeros, utilizaron la mano de obra, la fuerza de trabajo sin importar la humanidad de quienes la portaban ni el medio ambiente que estaban demoliendo. Poblaciones completas desaparecieron y los que sobrevivieron quedaron muy adoloridos por la pérdida de los suyos. Debemos compatriotas liberarnos por fin de ese trauma y convertir el rencor, la ira y el odio ancestral, en fervor revolucionario.

La resistencia cultural como arma política.

Sabemos compañeros que todo lo que ha inventado el ser humano es patrimonio de la humanidad y que necesitamos de todos los inventos para vivir, pero, ¿Por qué no rescatamos nuestros aportes y sólo los extranjeros? , ¿Por qué preferimos la cultura del invasor que hoy en día es una cultura que tiene el objetivo de embrutecer y alejar al pueblo del dominio de sus derechos y de su soberanía? ¿Por qué hermanos, si nos decidimos a defender lo nuestro, casi siempre lo hacemos pensando como el que nos ofende, nos humilla y nos explota? Se escucha el huayno, sí. Pero ¿cómo se escucha? Pues cada vez más occidentalizado. Y a veces creemos que nos hacen un favor cuando mencionan la cultura andina en una película o cuando empotran un sonido de quena en una canción yanqui o cuando un candidato de último momento habla del Tahuantinsuyo sólo para conseguir votos pero jamás se presenta a las luchas populares, esas que se hacen en las calles, en las huelgas, en los paros.

Compañeros, reivindicar nuestra cultura no es rogar porque la acepten u odiar al que no lo hace, reivindicar nuestra cultura es una forma de lucha política, porque decíamos hace un rato, la lucha cultural es una lucha política. Dice el venezolano Fernando Báez, que “hoy en día sabemos que la colonia sirvió para blanquear la memoria de miles de comunidades y consolidar un mestizaje favorable a la concepción occidental del mundo, lo que facilitó la etapa del poscolonialismo, de marcada influencia estadounidense ” Y eso es cierto. Inclusive la forma de resistir, occidente se ha encargado de que sea a su manera.

Compañeros, nuestra fuerza está en nuestras formas ancestrales de respeto al medio ambiente, de respeto a las formas sociales de vida, de trabajo comunal y solidario. Y así tiene que ser nuestra revolución, altamente solidaria, colectiva y fraterna.

Un proyecto de independencia milenario pero incluyente.

No obstante, nuestro país ha cambiado, ya no podemos hablar de un país únicamente originario, hoy nuestro país es mestizo también. Y los mestizos son somos seres humanos con las mimas necesidades que el resto. Y los gobiernos como el actual no discriminan entre blancos, cobrizo o negros, cuando se trata de aplicar un programa hambreador, cuando se trata de masacrar al pueblo que reclama. Por lo tanto nuestra lucha debe incluir a todos aquellos que sufren de la explotación y la miseria, a todos aquellos que no tienen voz, como diría Julio Ramón Ribeyro, a aquellos a quienes este Estado avasallador ha dejado mudos. Y seremos nosotros, todos, el pueblo, quienes con nuestra cultura milenaria, puente unificador de la América toda, interpretemos el sentir de las grandes mayorías que luchan por su libertad definitiva. Nosotros y no occidente. El gran José María Arguedas que recogió, cuidó, veló por nuestra cultura andina, reconoció que “El pueblo mestizo e indígena tendrá sus intérpretes propios, en literatura y en música antes que en pintura. Será un arte de entraña popular, un arte multitudinario en el cual el pueblo de ascendencia indígena se encontrará ” Y tenía razón compañeros. Ya es hora de ignorar la cultura oficial como ella ha hecho con la nuestra y de desarrollar la nuestra con dignidad y soberanía.

Y con inteligencia, porque eso sí, nuestra cultura es tan integral que está lista para asimilar todo lo bueno que ha creado también el mundo occidental, pero eso sí para pensarlo y vivirlo desde nuestra experiencia. ¿Que creían? ¡Qué éramos idiotas!

Esta obra de independencia ya la intentó Túpac Amaru decíamos, pero fracasó y hay que aceptarlo y superarlo. Lo extraordinario es que lo intento. ¿Haríamos eso ahora? Estoy seguro de que lo haremos. Pero esta vez tenemos que triunfar. Muchos otros siguieron a Túpac Amaru. San Martín, Martí, Bolívar. Cada uno a su manera, en su tiempo, con sus propias condiciones sociales lo intentaron. Existieron algunos triunfos, pero no se consolidó la independencia. ¿Saben por qué compañeros? Porque no se consolidó la unidad. Y también porque la dirección de la revolución continental era criolla y no originaria ni mestiza. Y no sólo era criolla por la raza, que es lo de menos, sino por el pensamiento occidental arraigado fuertemente en ella y sobretodo por la clase social a la que pertenecían. Pero también compañeros, porque nuestro pueblo no fue capaz de plantear solidamente una propuesta alternativa, es hora de hacerlo.

Libertad para el Perú: Unidad para Nuestra América.

Simón Bolívar hizo todos los esfuerzos posibles y murió traicionado y viendo como la unidad que frágilmente había construido se caía a pedazos por el localismo, el regionalismo, el racismo, el caudillismo. El hermano sobreviviente de Túpac Amaru, ese que estuvo 40 años preso en Ceuta y murió en Buenos Aires a los 90 años, reconoció en Bolívar al continuador de Túpac Amaru y pensó también que la libertad era urgente y posible. Juan Bautista Túpac Amaru se llamaba, gran peruano, él le escribió a Bolívar que la lucha que el lideraba era una “obra grande y siempre justa que nos pondrá en goce de nuestros derechos y nuestra libertad; a ella propendió don José Gabriel Túpac Amaru, mi tierno y venerado hermano, mártir del Imperio peruano, cuya sangre fue el ruego que había preparado aquella tierra para fructificar los mejores frutos que el gran Bolívar habrá de recoger con su mano valerosa ” Eso nos demuestra como Bolívar sí luchó por una independencia total para todos los explotados de Nuestra América andina y no como pretenden otros, que Bolívar fue un racista, un burgués, un enemigo de nuestro pueblo. Claro, pretenden hacer creer eso para negar el proceso democrático, popular y revolucionario que vive hoy en día la patria de Bolívar, Venezuela, liderado por el Presidente Chávez. Pero no lo lograrán. Nuestra sangre estará siempre al servicio de nuestros pueblos hermanos Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador.

Juan Bautista Túpac Amaru, al igual que su hermano y al igual que Bolívar y que muchos que en la actualidad defienden a la América revolucionaria, creyeron que había que desarrollar una unidad de amplia base frente al enemigo común. Allí están las pruebas, la carta de Túpac Amaru lo indica. ¡Unidad para la revolución! ¡Unidad para la libertad!

Sin el Socialismo no lo lograremos.

Pero así como debemos pensar por cabeza propia y rescatar los grandes aportes del pensamiento y la acción andina y originaria, debemos, decíamos, interpretar también los grandes aportes de occidente. Y uno de esos aportes es el socialismo. José Carlos Mariátegui el gran Amauta dijo que: “La propagación en el Perú de las ideas socialistas ha traído como consecuencia un fuerte movimiento de reivindicación indígena ” Quiere decir compañeros, que en la época de Mariátegui el socialismo entendió y asimiló el programa de lucha de las naciones originarias, sin embargo. ¿Qué pasó con nuestra izquierda? Y hay que responder con el uso de la autocrítica compañeros. Nuestra izquierda desoyó en gran medida a la población originaria y entendió muy poco a Mariátegui. Nos convertimos en esquemáticos y dogmáticos sectarios. Se copió todo de las experiencias en otros países y se intentaron aplicar formas de hacer la revolución como si se tratara de un recetario de cocina. He allí una reflexión de por qué fracasamos también en aquella época. No fue sólo la falta de la unidad como le sucedió a Túpac Amaru y a Bolívar. Fue el seguidismo. En la época de Túpac Amaru mucha población abandonó el proceso revolucionario porque los curas de las parroquias lo hacían. Al seguir el mandato del cura, de esos de antaño que tanto se parecen a algunos que ahora dicen que los derechos humanos son una cojudez y quieren que se pague para ingresar a la Iglesia, estaban nuestros ancestros permitiendo que pensaran por ellos. Por eso nosotros hoy en día debemos pensar por cabeza propia. Tenemos tantas experiencias revolucionarias en nuestra tierra que aquí no valen plagios de ninguna índole. Ni direcciones o mandatos desde afuera. Solidaridad, sí. Pero también autonomía.

Por lo tanto compañeros, si hoy en día las dirigencias o las pretendidas dirigencias no trabajan por lo que claman y deciden las bases, entonces ya no es responsabilidad de ellas solamente. Sino también del pueblo. ¡A fiscalizar a las direcciones, a cambiarlas, a renovar! ¡Democracia popular o nada!

Actuar ahora o ser vencidos nuevamente.

516 años. ¿Y van a ser más? ¿No reuniremos aquí compañeros, hermanos, compatriotas, para reivindicar nuestra resistencia cuando sean 517, 518, 520, 530, o 600 años? ¿Hasta cuando compañeros vamos a pelarnos entre nosotros y ser estériles para proponer y sólo ser hábiles para criticar? ¿Cuándo superaremos el trauma de la invasión?

Vemos ahora un gobierno que al igual que los anteriores perpetúa el saqueo de nuestros recursos, que privilegia el turismo brutal que aniquila nuestro patrimonio y privilegia a unos cuantos haciéndonos sentir a los peruanos extranjeros en nuestra propia Patria y arrendatarios de nuestro propio suelo. Este gobierno que criminaliza la protesta, que reprime al pueblo, que asesina y encarcela, debe ser superado por una alternativa popular. El destape de la corrupción en el gobierno y el planteamiento de renuncia ministerial es una conquista del pueblo. El gobierno se ve cada día más arrinconado. ¡Un gobierno que no nos representa no puede ser gobierno!
El año 2005 el ex Primer Ministro Jorge Del Castillo dijo sobre el Acuerdo Nacional: “Lo que siempre digo es que por la vía del diálogo es posible concertar, es posible salir adelante si tomamos en cuenta a todos los actores. No se trata de imponer, se trata de convencer, se trata de inducir a una solución razonable, se trata de dar argumentos, se trata de escuchar los pro y los contra ” Así como lo oyen. Planteó: concertar, tomar en cuenta a todos los actores, convencer, inducir a la decisión razonable, argumentar. Pero ¿Cómo lo hicieron, él su Presidente y sus socios? Concertaron con el fujimorismo, tomaron en cuenta a las transnacionales, convencieron a nadie, razonaron disparando primero y después pensando. A este gobierno para el que los que reclaman somos perros solo nos queda morderlo duramente. Con cuidado, no nos vaya a contagiar el mal de rabia.

La libertad teniendo como base una gran cultura.

Compañeros, de nuevo citaré a Fernando Báez, él ha estudiado mucho nuestra cultura, y señala sobre este hermoso y mágico lugar: “El Cusco fue el polo del Estado prehispánico más grande de Sudamérica, que se extendió desde Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile hasta Argentina. El Tawantinsuyu, nombre que recibió esta organización administrativa, religiosa, cultural y política, rigió los destinos de millones de seres humanos y erigió construcciones monumentales ” Es cierto. Eso éramos antes, cultural y políticamente. Hoy lo somos históricamente. Perú es en este momento el centro del sub continente. De nuestra liberación depende la el triunfo de toda la América. Al igual que antes, cuando Túpac Amaru, Bolívar, Mariátegui, el pueblo entero de Nuestra América voltea los ojos implorantes hacia nosotros.

Nosotros, que según José María Arguedas, como pueblo somos fuerza que “ejercita su inteligencia y su habilidad para dominar la naturaleza, para explicar el origen del mundo y de todos sus aspectos particulares, para buscar mejores formas de convivencia ” podemos muy bien desarrollar nuestro proceso de unidad, y lanzarnos a la conquista del poder, de un poder para el pueblo. Pero eso sí, con nuestra mayor fuerza, la cultura colectiva, la cultura ancestral.

Compañeros, con todo ese amor revolucionario, nosotros sus hermanos del Movimiento José María Arguedas, hemos planteado desde enero de este año, al cumplir seis años de acción militante, la consigna y proyecto de “Construir y desarrollar los Tres Ejes de Poder Revolucionario”. La lucha de Liberación Nacional representada por Túpac Amaru y su heroica gesta, la construcción de una organización revolucionaria, caracterizada por José Carlos Mariátegui y el llamado urgente de “Todas las Sangres” para constituir el Frente Único de todo el pueblo explotado, personificado por José María Arguedas. Les pedimos que reflexionen sobre esta propuesta, porque debemos liberar a la Patria, pero como pueblo organizado y todos juntos, todos unidos contra el explotador.

El amor como fundamento del factor subjetivo.

Compañeros, sólo una última reflexión. Ningún proceso de liberación funciona sin el elemento humano, sin la disposición al cambio y a la entrega conciente y colectiva. Necesitamos al amor. El amor que nos de la fuerza para defender por lo que luchamos. El amor a lo nuestro y a la justicia. Dijo Jesús que debíamos amar al prójimo como a nosotros mismos y el Che Guevara pensaba que la revolución era un acto de amor. La palabra prójimo que utilizó Jesús viene del griego “plesión” que en arameo, el idioma de Cristo se decía “rea” que en castellano es compañero. Por ello, ser compañeros, camaradas, hermanos, nos unifica en la idea y debe hacerlo también en la práctica. El amor entre nosotros, debe transformarse en una revolución de las ideas y de las masas. Si amamos esta hermosa tierra por la cual ya han muerto tantos hombres y mujeres heroicos y trabajadores, entonces prójimos, compañeros, debemos luchar unidos por nuestra liberación definitiva, por nuestra soberanía, por nuestra independencia. El Perú tiene la palabra en Nuestra América indígena y mestiza, que la use para dar el golpe final al imperialismo. Nuestra tierra y nuestros niños no pueden esperar más.

Compañeros, hermanos y compatriotas: Hace 516 se inició una época a través de la cual íbamos a sufrir millones y cuyas consecuencias habían de polarizar al mundo entre las sociedades que trabajan y producen recursos y aquellas que los industrializan y venden. Un mundo profundamente dividido entre la racionalidad del capitalismo que acumula para unos cuantos pocos y aniquila a millones y la racionalidad andina, originaria, afrodescendiente, que privilegia el respeto comunitario y el amor a la naturaleza. Hace 516 años intentaron destruir un mundo colectivo e incluyente para instaurar un mundo excluyente, marginante, opresor y sordo. Ahora, es el momento de dejar de ser mudos. Ha llegado la hora de llevar nuestras eternas luchas a un destino final. Alcanzar hoy la soberanía nacional es tarea inaplazable. La vida de millones depende eso. Saqueo cultural es también piratería del medio ambiente. Y el capitalismo salvaje está destruyendo la vida en nuestro planeta. ¡Y utiliza nuestros recursos para eso! Los recursos de un pueblo que sólo dio al mundo ejemplo de honestidad, trabajo, sacrificio y solidaridad.

Por eso ahora más que nunca, la palabra Nosotros debe significar Pueblo, la palabra Resistencia debe significar Revolución, y la Defensa de la cultura, debe significar Reivindicación de nuestra política de vida, el colectivismo, la solidaridad y el socialismo.

Muchas Gracias pueblo hermano del Cusco.

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