EN BOLIVIA Y VENEZUELA EL SACRIFICIO DE ALLENDE
NO DEBE SER EN VANO[1]
Por: Martin Guerra[2].
Vargas - Venezuela, 11 de setiembre de 2008.
“No se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
La historia es nuestra, la hacen los pueblos”
Salvador Allende
Tarde y noche calurosas en Caracas. Muy calurosas, y calientes también, que no es lo mismo. Día siguiente de revueltas inspiradas, sustentadas y difundidas por el racismo y la decadencia oligárquica en Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni – Bolivia y del descubrimiento de un plan para asesinar al Presidente Hugo Chávez y dar un golpe de Estado al gobierno democráticamente elegido de la República Bolivariana de Venezuela. Un golpe de Estado o mejor dicho, un golpe al pueblo.
Mientras, los Estados Unidos son abominados hoy más que nunca. Los verdaderos guionistas de esta trama tan repetida en América Latina - que tuvo como teatro supremo el Chile de 1973, el Chile de Allende-, son justamente repudiados a través de sus embajadores, pues han sido expulsados de dos países hermanos. De Bolivia, por incentivar los ataques de la derecha al gobierno popular de Evo Morales, de Venezuela, por urdir, una vez más, un ataque directo contra la democracia. Casualmente hoy, un 11 de setiembre, a 35 años del sacrificio del Presidente Salvador Allende y del pueblo de Chile, en el año del Centenario del nacimiento de este héroe del socialismo, vemos con ardor revolucionario, a un pueblo acudir masivamente a escuchar a su dirigente máximo repetir en la noche lo que ya dijera – lleno de indignación, fervor y patriotismo – por la tarde: que los yanquis no podrán impedir la libertad de nuestra América porque “estamos resueltos a ser libres”.
De Bolivia sabemos que se está ensangrentando al pueblo y que la derecha espera dividirlo, sin embargo el gobierno de Morales no ha cedido y ante la descarada intervención del embajador norteamericano en los asuntos de su país ha decidido expulsarlo. Morales se ha puesto firme y ha señalado que no le teme a los Estados Unidos, y que “no queremos gente separatista, divisionista y que conspire contra la unidad. No queremos personas que atenten contra la democracia” Dijo además que esta decisión era un “homenaje a la lucha permanente de nuestros pueblos contra el imperialismo” Recordemos que el embajador yanqui en Bolivia es Philip Goldberg, agente especializado en separatismo y “limpieza étnica” en Kosovo de 2004 a 2006 y antes en Bosnia entre 1994 y 1996. Y valgan coincidencias, los venezolanos frustran una intentona más de golpe a Chávez, liderada por militares en retiro, y hoy por la tarde, este exige el regreso de su embajador en los Estados Unidos y le da 72 horas al del Tío Sam para retirarse de Venezuela, por- como dijo Chávez – “solidaridad con Bolivia, con el pueblo de Bolivia, con el gobierno de Bolivia”. Testigos de excepción en este momento, vemos como una población entera responde a la agresión más rastrera del imperialismo: esa que apela a la traición de los compatriotas.
Actos valientes, pueblos que luchan. Pero, ¿Podrá seguir la revolución avanzando sin cubrir sus espaldas?, ¿Podrá permitírsele más tiempo al conspirador caminar a nuestro flanco derecho como herida en el costado?, ¿Se podrá seguir viviendo con la creencia de que es bueno equilibrar entre los extremos? ¿Podremos entender que sólo hay extremos cuando se cree en el justo medio? Creemos que urge una dialéctica de la lateralidad. Más sencillo: creemos que en el juego democrático, en el juego popular, la derecha no tiene cabida. Hablamos de radicalizar procesos. Basta ya de gritar a los cuatro vientos que somos los chicos buenos de la revolución. Esa es la lección de lo que le ocurrió a Allende, no solamente su heroísmo, lamentablemente de un día, ni su voluntad de paz, sino, y sobretodo, la valedera lección de no repetir los errores tendiéndole a la derecha la mesa para que se sirva. La derecha, es decir, la clase social que explota a los trabajadores y que tiene el poder para hacerlo pues mantiene en su propiedad los medios de producción, clase que asesina a la democracia y escuda al imperialismo, no puede ni debe tener los mismos derechos del pueblo. En esta guerra – que sabe pelear sin cuartel – nosotros debemos, como pueblo, premunirnos de los elementos necesarios para superar la ventaja que la oligarquía tiene, ventaja que sería caer en ceguera negarla, pues aún mantienen el poder económico y les es de gran ayuda los dictados y la tutela de Washington. Y no sólo de Washington.
Además, ¿Hasta cuándo vamos a ser los que respondamos? Es correcto retirar al Embajador del país que ofende, pero si ese país lo ha hecho secularmente, ¿Por qué esperamos que la sangre llegue al río, la sangre de los más humildes como en Bolivia, para cambiar de actitud? Urge una táctica de contraofensiva dentro de la estrategia básica del desarrollo del poder popular en América Latina. Vemos que se ha dado un primer impulso a este cambio de actitud, hay que ahondarlo. Corresponde al pueblo impulsar el proceso. Intuimos que la revolución está terminando su fase defensiva en esta etapa de la lucha.
Hace una hora pasamos cerca del mar Caribe, en Puerto La Guaira, noche negrísima, no pudimos evitar entrever a Cuba más allá de las brumas, resistiendo a la naturaleza con la fuerza de un pueblo que ha tomado la historia en sus manos. Ahora, muy cómodos gracias a la hospitalidad de los compañeros de la Casa del Poder Popular Social, en la Parroquia Caraballeda del Estado Vargas, preparamos este artículo. Como siempre, meditamos en las jornadas que gestan los peruanos frente al gobierno más pro imperialista de nuestra historia, revisamos entonces los periódicos peruanos. Además de su fidelidad al gobierno de Alan García, denotan también su reverencia a los grandes intereses yanquis, y por supuesto leemos que todo lo denunciado por Evo Morales son presunciones. Cae en nuestras manos un diario argentino que califica de absurda la expulsión del embajador estadounidense de suelo boliviano. Así es la burguesía, no hay más que darle, utilizan toda su logística para atacar lo más importante: la conciencia de las masas.
Sin embargo, a pesar de todo, en medio de este calor celestial - el infierno se lo dejamos para Bush y García, sus amos las transnacionales y sus secuaces golpistas-, en Venezuela vemos a un pueblo que acude, que se manifiesta, que da lo mejor de sí, un pueblo leal, que en todos estos años ha aprendido en el trabajo revolucionario, a proponer, en esta experiencia sui generis que es la Revolución Bolivariana, ha aprendido a ser creativo y a pensar por cabeza propia. El cambio de actitud que proponemos no surge de una frente saturada por el calor y el bochorno, es una expresión de la gente, es lo que se escucha y se exige en las calles. Como peruanos veremos qué nos toca, ni repetir procesos, ni copiar líderes, ni olvidar las lecciones de la historia, no sólo del 11 de setiembre en Chile, sino del otro, el de New York, en donde por primera vez sintieron los imperialistas estadounidenses en su suelo lo que era una devastación masiva, esa que ellos hicieron sentir en Japón, Corea, Viet Nam, El Salvador, Afganistán e Irak, solo por mencionar algunos lugares. Frente a la intentona golpista, deducimos que es parte de un proyecto mayor y hay que prepararse. El Presidente Chávez ha anunciado que se vienen semanas difíciles y ha pedido al pueblo la mayor unidad para continuar con el proceso revolucionario. Se vienen días arduos para bolivianos y venezolanos, es verdad, pero eso no es algo que asuste al pueblo, porque como señala Evo Morales, su lucha ha sido permanente, es más, a un minuto del final de la jornada, ansían la más rápida confrontación, que al igual que el viejo canto internacionalista, hará sentir en las masas la añoranza por la lucha final.
11: 59 PM.
[1] Este artículo fue publicado en la revista virtual “Mariátegui, la revista de las ideas” (www.nodo50.org/mariategui) el 15 de setiembre de 2008 y en la revista virtual dirigida por Raúl Isman, “Redacción Popular” (redaccionpopular.com) en la sección Política Internacional, el 12 de setiembre de 2008.
[2] Miembro de la Comisión Política del Movimiento José María Arguedas (MOVJMA) del Perú. Director del periódico En Marcha.
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