jueves, 23 de julio de 2015

EL FACTOR YEHUDE

Por Martín Guerra 27 de abril de 2015 De un tiempo a esta parte es común entre los que “analizan” la situación de la izquierda peruana, y aun entre los miembros de las izquierdas, señalar que el incluir al ex Presidente del Consejo de Ministros del segundo gobierno de Alan García y corresponsable del Baguazo, Yehude Simon Munaro, en una alianza de centro-izquierda es lo que divide a la izquierda. Nosotros pensamos diferente. Estos analistas, por cierto, no toman en consideración para sus prospectivas, más que a los espacios que cuentan entre sus participantes o promotores a congresistas y otras figuras mediáticas, y no a una serie de grupos que se están organizando en todo el país y que se constituyen como una alternativa frente al neoliberalismo, tal vez con más sueños que posibilidades todavía, pero con muchas ganas. Pareciera que la izquierda se ha vuelto una contingencia solo a través de lo mediático y no de la relación con los movimientos sociales vigentes y palpitantes. No olvidemos que si bien es cierto, la candidatura de Ollanta Humala tuvo un gran arrastre, resultó electa por la lucha de las bases en todo el país para asegurar el triunfo. Y esas eran bases antineoliberales. Hoy trabajamos separados y en pugna. ¿Se podrá generar igual o mayor arrastre? La izquierda ya estaba dividida antes de Yehude. En décadas pasadas, por la posición frente al tema de la violencia, por el seguidismo internacional, por el dogmatismo teórico. Y más recientemente por su posición respecto a la Revolución Bolivariana, por el balance de la actuación de la izquierda en el pasado y por el modelo de desarrollo que se quiere para el país. Yehude no tiene la culpa de esa división. Participó sí de la misma en uno de sus múltiples pasados y de sus realidades políticas paralelas, pero nada más. A quienes hemos criticado la presencia de Yehude Simon en un frente de centro-izquierda o como se le denomine, se nos ha tildado de “rupturistas”, “subjetivos”, etc. Para nadie es un secreto que la denominación de “centro-izquierda” ha sido creada para calzarle a Simon o para que este se la calce, haciendo así más o menos tragable la indigerible propuesta para el pueblo peruano que aún no olvida lo de Bagua o su alianza con Kuczinsky, a cambio de la inscripción del Partido Humanista. No cabe acá que repitamos o citemos las mil frases contradictorias de Simon sobre Bagua a lo largo de los últimos seis años, pues son harto conocidas. Curiosamente esta coalición cuenta con un 99% de personalidades autodeclaradas de izquierda- incluido Salomón Lerner -y un 1% de “centro”, es decir Simon. Decimos con conocimiento de causa, que la presencia de Yehude Simon no es culpable de la división de la izquierda. Recordamos aún cuando muy jóvenes acudimos a la llamada “Carpa Grau” al lanzamiento del “Bloque Popular”, para escuchar a quien -nos habían dicho-, hablaba por los pobres y por una izquierda rebelde. Sí, era Yehude Simon. Estaba a nuestro lado un compañero estudiante universitario, amigo, con quien discutíamos desde siempre sobre el país y con quien compartimos las primeras lecturas sobre nuestro sufrido Perú. Todavía nos viene a la memoria su sonrisa y su emoción de aquella noche. Tomó una decisión-fruto del discurso de Simon- y luego supimos, con el tiempo, que había muerto en combate. Siempre defendió los argumentos de Simon con esa fe que tienen las personas leales a la humanidad y a los grandes ideales. ¡Cómo habría reaccionado años después al ver las trasmutaciones políticas del personaje! ¿Cuántos jóvenes creyeron en él? Por eso cuando hablamos del factor Yehude Simon en la unidad de la izquierda, hablamos de ética. Y de ética revolucionaria. En los varios debates, intercambios y hasta broncas que se han sucedido en las últimas semanas, en los que hemos participado, nos han dado varios argumentos sobre la necesidad de ir en conjunto con Simon y por qué estamos equivocados. Algunos han señalado que criticar la presencia de Simon en la CPUFI es “subjetivo”, repitiendo esa vieja retahíla de concepciones erradas sobre la división maniquea de lo objetivo y lo subjetivo en política. Militamos en la izquierda varios años y hemos visto como desde muchas dirigencias partidarias, se concibe “lo objetivo” como cualquier tipo de decisión que hay que tomar, contra todo y contra todos con tal de alcanzar tal o cual golloría o mantener cierta correlación de fuerzas y “lo subjetivo” lo conforman las demandas y reclamos realizados por las bases, que conociendo el problema de fondo, pues se hallan en el meollo de este, son desoídas e ignoradas o tildadas de lanzar “quejas anímicas”. Ni aún de acuerdo a esa idea es “subjetivo” sancionar la presencia de Simon en la izquierda. Si no es así, veamos cuánto arrastre han tenido quienes apostaron por él. “Objetivamente”, Yehude no levanta. Otros han dicho que, y citamos textualmente la intervención de un dirigente de la CPUFI la tarde del lanzamiento del Bloque Popular Nacional en la Casa del Maestro, el pasado domingo 19 de abril, respondiendo a lo que dijéramos, aquello de que no era correcto sumarse con quienes habían tomado decisiones políticas contra nuestro pueblo, dijo: “No podemos vetar a nadie…tenemos que aliarnos con quienes quieran luchar contra la derecha más corrupta”. Con lo que asumía que sí, que eran conscientes que se estaban aliando a quién había tomado arte y parte en la masacre de Bagua del año 2009. Otros hablan de cantidad, argumentan que ningún sector de la izquierda va a ganar en solitario. Entonces, por ello, todos los demás sectores deben ir con la CPUFI y con Yehude Simon. Esa es la conclusión. Aún Raúl Wiener, a quien siempre hemos seguido con respeto por su pluma al servicio del pueblo defiende la unidad con Yehude, asegurando él que no piensan en la CPUFI hacer candidato presidencial a Yehude Simon, ¡cómo si se tratara de eso! Dice Wiener: “Hay quién dice que la mención a los riesgos inminentes del 2016 son una excusa para meter a Yehude. Pero si el plan de CPUFI fuera mandar a Yehude como candidato presidencial y quedarse con cuatro o cinco partidos de izquierda, su fracaso sería inevitable, como lo sería para TyL y su corte de pequeños grupos”. Dudamos que la intención de la CPUFI no fuera lanzar como candidato a Simon, eso querrá Raúl Wiener, pero dudamos. Además el tema no es si Simon es candidato presidencial o no, sino su presencia en esa alianza. Y otra cosa, se insiste en hablar de Tierra y Libertad como si esta no conformara el Frente Amplio. Y es innegable de qué lado está el corazón de Wiener pues como si la CPUFI estuviera conformada por miles, habla de la “corte de pequeños grupos” de Tierra y Libertad. Lamentablemente se continúa con esa visión de los grandes y los chicos en la izquierda. Eso no es más que pensamiento burgués enquistado en un pretendido pensamiento socialista. Extraño en Wiener que siempre formó parte de los grupos pequeños. ¿De qué se trata este llamado a la unidad, de ir detrás de los supuestamente partidos más grandes? ¿Qué hace grande a un partido? ¿Su capacidad de trabajo con ética o su capacidad para mantenerse en la oficialidad de la política peruana? Desde Diario Uno, en el tema de la unidad de la izquierda, César Lévano, como en otros asuntos ha sido mucho más claro y certero que Raúl Wiener. Además Lévano atinó al señalar que no solo la presencia de Simon era nefasta en la CPUFI, si no la de Rolando Breña, quien participó en la captura del diario La Primera, para ser manejado por el alanismo y escribió desde el primer día en aquel pasquín. Debemos ser claros en exponer además, que en el Frente Amplio no existe una relación en torno a Tierra y Libertad de cortesanía como dice Wiener. Ni Tierra y Libertad es una reina, ni los demás partidos, movimientos y colectivos son cortesanos. Nadie le hace la corte a Tierra y Libertad. Hasta el momento las relaciones al interior del Frente Amplio son las mejores dentro del franco debate y la dirección colectiva y esperamos que así continúen. Por último, un par de compañeros sostuvieron que la alianza con Simon para la contienda electoral era similar a la de Mao Zedong y el Partido Comunista Chino con el Guomindang o al acuerdo con los alemanes de V. I. Lenin para llegar a territorio ruso. ¡Por favor! La CPUFI no es el Partido Comunista Chino o el sector bolchevique del POSDR, ni sus dirigentes son Mao o Lenin, ni el Partido Humanista es el Guomindang o el gobierno alemán, ni estamos en guerra con otros países. Hay que tener cordura. Esas han sido las razones para sustentar la presencia de Yehude Simon en una alianza de izquierda. No obstante seguimos diciendo que la presencia de Yehude Simon no es culpable de la división de la izquierda. La izquierda es más que sus dirigencias, caudillos o figuras. La izquierda es más que el Frente Amplio (FA), el Bloque Nacional Popular (BPN), la Coalición Progresista Unión de Fuerzas de Izquierda (CPUFI), el Movimiento de Afirmación Social (MAS), entre otros. El pueblo peruano busca urgentemente un liderazgo y trabaja por unificar sus luchas, allí están por ejemplo, los compañeros que impulsan junto a Ricardo Noriega Salaverry, Héctor Béjar y otros, el Frente Unido de Integración Peruana (FUIP), o los dirigentes de organizaciones de los pueblos originarios y los tawantinsuyanos de la Confederación de Nacionalidades Indígenas Del Perú-Consejo Nacional de los Pueblos (CONAIP), a los que consideramos importantes espacios de articulación para las luchas electorales y sociales que se avecinan. Y hay más. Es necesario desde la izquierda estar con el pueblo que está a la izquierda. La izquierda no es solo lucha electoral, es y deber ser, sobre todo lucha social y búsqueda y construcción del poder político para el pueblo. La izquierda debe estar en Conga, en Pichanaqui, en Loreto, en Junín, en Tía María, en Toromocho, con los estudiantes y con los maestros, con las mujeres y las diversidades. Muchos de estos sectores que por temas laborales, de subsistencia y por su lucha diaria desconocen los vericuetos de la izquierda, se identifican con todos los frentes de izquierda, con algunos o con ninguno, por eso es necesaria la unidad, pues el pueblo la entiende y la requiere. Pero se necesita de un protocolo de ética para esta unidad. La izquierda está dividida por décadas. Urge unirla. Por todo ello y por más decimos otra vez que la presencia de Yehude Simon no es culpable de la división de la izquierda. De lo que sí es responsable Yehude Simon es de haberse convertido en símbolo de la debacle moral de un sector de la izquierda peruana, que no se da cuenta que debe dar señales de comportamiento ético, a ese pueblo que lucha por sus derechos, por sus recursos, por su territorio. Muchas bases que coordinan con los adherentes a la CPUFI nos han manifestado su rechazo a la inclusión de Simon Munaro en la alianza, pero se han “quejado subjetivamente” de no haber sido escuchadas en su negativa. Destruir la tradición de elegir al mal menor por la incapacidad para constituirnos en alternativa de poder es parte de un profundo esfuerzo. De una gran labor por construir la unidad popular y sentar las bases para la transformación social, a partir del cambio de la propia conducta política de las organizaciones de izquierda. Todo lo acumulado el 2010 con el triunfo personalizado en la candidatura de Susana Villarán se rompió en su alianza contranatura con el toledismo, resucitando el 2014 a Castañeda y al alanismo en la municipalidad de Lima. Eso fue temor al pueblo y la izquierda no debe temer al pueblo, pues se está negando a sí misma. Lo que se observó en Villarán y lo que se ve ahora al convocar a Simon, es que en lugar de partir desde el pueblo y sus demandas, se buscaron alianzas mediáticas, oficiales y “políticamente correctas”. El miedo al pueblo debe desterrarse definitivamente. No podemos permitir que todo lo demostrado en el triunfo de Humala, se pierda de igual forma. Más allá de su entrega al gran capital y de su traición al programa que juró defender, el triunfo en 2011, año del centenario de José María Arguedas, significó una conquista para el pueblo que está a la izquierda y que luchó y lucha por un cambio. Y de alguna manera una acumulación poderosa de fuerzas que no tenían una victoria en años. Debemos estar a la altura de las circunstancias y significar para ese pueblo, la opción popular, democrática y transformadora que necesita (necesitamos). Yehude Simon no es culpable de la división de la izquierda, pero su separación de esta, puede ser factor de unidad. Pues estaríamos arribando a ese protocolo ético tan necesario como piedra basal y tan importante como señal de los tiempos que se vienen. No tenemos bola de cristal, pero no nos resulta difícil augurar que muy pronto Yehude Simon será invitado a retirarse de la izquierda.

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